martes, 30 de junio de 2009
lunes, 29 de junio de 2009
lunes, 22 de junio de 2009
lunes, 15 de junio de 2009
estres y Min ganan su primer concurso!
Herminia Mira y Estudio estres ganan el concurso de fotografía promovido por Office.
El sabado 13 de Junio acudimos al bar Office en Ruzafa y nos sorprendieron con la grata noticia!
Gracias a todos por vuestro apoyo
Y a los que participaron, enhorabuena!
PELUQUERÍA Y MAQUILLAJE: Cristina Burriel
LOCALIZACIÓN: María Pin
MODELO ROSA: Cristina Rubio
MODELO AZUL: Diana Tejedor
DIRECCIÓN Y ESTILISMO: Herminia Mira y Estudio estres
FOTOGRAFÍA Y EDICIÓN: Herminia Mira y Estudio estres
El sabado 13 de Junio acudimos al bar Office en Ruzafa y nos sorprendieron con la grata noticia!
Gracias a todos por vuestro apoyo
Y a los que participaron, enhorabuena!
PELUQUERÍA Y MAQUILLAJE: Cristina Burriel
LOCALIZACIÓN: María Pin
MODELO ROSA: Cristina Rubio
MODELO AZUL: Diana Tejedor
DIRECCIÓN Y ESTILISMO: Herminia Mira y Estudio estres
FOTOGRAFÍA Y EDICIÓN: Herminia Mira y Estudio estres
En la absoluta oscuridad de una noche sin luna, el tren avanzaba a gran velocidad a través de la lluvia.
Habíamos atravesado sin titubear un instante la recepción del hotel donde pasamos las horas más surrealistas de nuestras vidas, poco después del amanecer, cuando la ciudad permanecía aún envuelta en una densa bruma, y un velo fantasmagórico seguía cubriendo tanto sus inconfesables secretos como el rastro de sus días más terribles.
A pesar de que llevaba dos días enteros sin dormir por el rancio olor que recorría cada centímetro de mi cuerpo, no había sido capaz de conciliar el sueño en todo el viaje. Y ahora que al fin empezaba a vencerme el cansancio, la lluvia se había transformado en una furiosa tormenta y el estruendo brutal de los truenos me sobresaltaba cada vez que mi mente comenzaba a atravesar los límites de la consciencia. Por ello me sentía afortunada, ya que lo único que podía significar era volver a ser atrapada por la angustia y fatiga de los suculentos platos que tanto me habían asfixiado.
No me quitaba de la cabeza el tacto frío y lleno de represalias de aquella mano que por un instante me rozó. ¿Qué habría sido de mi compañera? ¿Arrastraría también, como yo, esta carga espantosa? ¿Sería ella capaz de dormir?
Yo, en cualquier caso, lo dejé por imposible. Resignada a pasar una noche más en vela, apoyé la frente contra el cristal y, mecida por el traqueteo del tren, dejé que mi vista vagara por la inmensidad de la noche.
Habíamos atravesado sin titubear un instante la recepción del hotel donde pasamos las horas más surrealistas de nuestras vidas, poco después del amanecer, cuando la ciudad permanecía aún envuelta en una densa bruma, y un velo fantasmagórico seguía cubriendo tanto sus inconfesables secretos como el rastro de sus días más terribles.
A pesar de que llevaba dos días enteros sin dormir por el rancio olor que recorría cada centímetro de mi cuerpo, no había sido capaz de conciliar el sueño en todo el viaje. Y ahora que al fin empezaba a vencerme el cansancio, la lluvia se había transformado en una furiosa tormenta y el estruendo brutal de los truenos me sobresaltaba cada vez que mi mente comenzaba a atravesar los límites de la consciencia. Por ello me sentía afortunada, ya que lo único que podía significar era volver a ser atrapada por la angustia y fatiga de los suculentos platos que tanto me habían asfixiado.
No me quitaba de la cabeza el tacto frío y lleno de represalias de aquella mano que por un instante me rozó. ¿Qué habría sido de mi compañera? ¿Arrastraría también, como yo, esta carga espantosa? ¿Sería ella capaz de dormir?
Yo, en cualquier caso, lo dejé por imposible. Resignada a pasar una noche más en vela, apoyé la frente contra el cristal y, mecida por el traqueteo del tren, dejé que mi vista vagara por la inmensidad de la noche.
Adaptación de E. A. Poe
lunes, 8 de junio de 2009
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